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LA FRASE QUE CAMBIÓ NUESTRAS VIDAS

Hace 12 días, el 17 de abril, escuchamos la frase que ningún padre quiere oir jamás: "haceros a la idea que aquí ya no queda nada".  En ese momento estaba en la semana 36 de gestación. Esperábamos con toda la ilusión del mundo a nuestra primera hija, Júlia. Ya lo teníamos todo preparado, y para nosotros ya podía nacer, ya que pesaba más de 2 kg y medio. Lo que nunca hubiéramos pensado es que moriría antes de nacer. Llevaba dos días sin notarla de la misma manera. Siempre había sido muy guerrera y eso me gustaba. Decidí comer más chocolate de la cuenta a ver si eso la hacía despertarse, pero lo único que obtuve como respuesta fueron contracciones y, seguidamente un bulto que salía en la parte derecha de la barriga.    Inocentemente, Marcel y yo fuimos a urgencias con la intención que nos enviaran rápidamente a casa, porque pensaba que seguramente serían las típicas preocupaciones de una madre primeriza. Pero, después de colocarme los monitores y buscar el latido